“No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe”, Ray Bradbury.

En los tiempos más oscuros de la historia, en los regímenes dictatoriales y cuando se ejerce la censura, el objetivo principal siempre es acabar con los libros. Porque los libros no sólo invitan a pensar, no sólo amplían el conocimiento, sino que además se encuentran cargados de un arma tan poderoso como los recuerdos.

Un libro no concluye con el final de su historia, porque nos acompaña siempre. Regresa cuando nos vuelve a la memoria. Regresa cuando recordamos a la persona que lo recomendó o que lo regaló. Regresa también el lugar en el que empezamos y finalizamos sus páginas. Regresa siempre, por más tierra que pongamos de por medio. Porque los libros, como la vida, están cargados de historias: “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias”, que dijera el escritor uruguayo.

Y en un momento tan trascendental de la historia que nos ha tocado vivir como ha sido la pandemia y todo lo que ha traído consigo. En un momento tan oscuro, tan difícil y de tanta incertidubre, consideramos desde la Delegación de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento de Cádiz que no había mejor formar de blindar y potenciar nuestra Feria del Libro y a las librerías de la ciudad que convocando un concurso de escritura donde el premio fuera precisamente la adquisición de libros en las librerías de la ciudad.

Porque cuando estuvimos confinados existieron renglones que nos llenaron de libertad. Porque cuando las horas transcurrían lentas existieron páginas que pasamos rápidas. Y porque cuando el mundo se derrumba siempre existe una novela, una obra o una historia que nos reconcilia con la vida.

Durante la guerra de Los Balcanes, las milicias serbias destruyeron la biblioteca de Sarajevo. Dicen, o todo parece apuntar, que quien dio la orden del ataque era un profesor de Literatura, especializado en Shakespeare, que había pasado interminables horas por los pasillos de ese lugar. Sin justificar jamás un crimen así, una cosa queda clara: sin duda sabía cuál era el tesoro más preciado de su enemigo.lacer de la lectura.

Lola Cazalilla Ramos – Concejala Delegada de Cultura y Fiestas

Foto Lola Cazalilla